Podemos disfrutarlo en menos tiempo

Perdón por la insistencia, pero entre todos podemos mejorarlo.

PageLines- logo-aag.jpgNuevamente transcribimos una nota de la página de la Asociación Argentina de Golf, además de ser excelente, tiene mucha actualidad. Es un problema cada vez mayor y hay que buscar soluciones. Todos podemos sumar.

El juego lento es una de los problemas que preocupan a la comunidad golfística. Qué se hace para solucionarlo, la columna Puro Golf de esta semana.

La Walker Cup, el tradicional match entre aficionados de EE.UU. y Europa, se jugó en National Golf Links con una contundente victoria de los norteamericanos. National Golf Links o The National es una creación de Charles B. Macdonald de 1908 en Peconic Bay, Southampton, a dos horas de Nueva York. Un lugar incomparable para canchas de golf; sólo mencionar a la vecina Shinnecock -posiblemente la mejor cancha del mundo- resume este lugar de Long Island, que suma a su sensación de links la exacta dosis de belleza natural e historia. The National fue el resultado de una excursión de Macdonald a Escocia; allí recorrió lo más granado del golf escocés y volcó en el diseño reminiscencias del Road Hole de St. Andrews, del Redan de North Berwick y del Alps de Prestwick, por mencionar algunas joyas, que sumadas a su propia pluma entregaron las personalísimas cualidades del National. La Walker Cup, como toda competencia por equipos que se precie, incluye foursomes a la mañana y singles por la tarde -como nuestra Copa Andes o la Copa Ryder- .

El formato de foursomes está íntimamente vinculado con Escocia y el clima: cuando los días son cortos, la luz escasa y la temperatura es más apta para esquimales; ellos descubrieron que el foursome permite completar 18 hoyos previo al punto de congelamiento, hablamos de 18 hoyos en menos de tres horas y no morir en el intento. Y «jugar rápido» o «ritmo de juego» es uno de los grandes temas de hoy; es universal el reconocimiento del problema, no tan universal la búsqueda de soluciones. Evidentemente mucho tiene que ver con conductas personales y el respeto por los demás; caminar tan rápido como se pueda y no con la displicencia de un paseo; tener resuelto el posible tiro en el trayecto y no cuando a uno le toca jugar; estar atento adonde va la pelota y marcar su posición para acortar las búsquedas; abreviar las rutinas previas a lo necesario para encontrar concentración y no convertirlas en tediosas ceremonias para los cocompetidores. Todo lo dicho para la cancha se replica sobre el green; anticipar la lectura de caídas, evitando la agrimensura del terreno mientras los demás juegan contribuye a mejorar el ritmo de juego y tener en cuenta a los demás jugadores.

Los capitanes y comisiones juegan su parte en esta historia, la presentación de la cancha es también determinante en cuanto se puede demorar. Partiendo de la premisa de que el promedio de hándicaps a nivel mundial oscila entre 18 y 22, la velocidad de los greens, las posiciones de banderas y sitios de salidas, el ancho de los fairways y el alto del rough son factores de alta incidencia en cómo se desenvuelven y cuanto tardarán jugadores que, en su mayoría, no son expertos.

La USGA, la R&A y las PGA’s y los tours se han sumado a la prédica de mejorar el ritmo de juego: programas como Tee it Forward y Ready Golf enfrentan el problema y proponen alternativas valederas. La Asociación Argentina de Golf (AAG) se suma a la preocupación general y también estudia mecanismos de concientización para evitar que alguien se aleje del golf por lo que se tarda en jugarlo.

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